Como todos vosotros sabéis, cuando uno viaja tiene dos formas de hacerlo. En un extremo, encontramos la opción de contratar un viaje organizado, donde uno tan solo tiene que preocuparse por pagar, montarse en un avión, autobús, tren o barco, y seguir las indicaciones de los organizadores, que le irán guiando a un montón de sitios para que tenga una experiencia fantástica. En el otro extremo, está lanzarse al camino, sin haber contratado nada previamente ni tener nada predeterminado. Entre uno y otro extremo, también encontramos puntos intermedios, por supuesto.
Que nadie te organice nada, tiene sus contrapuntos, por supuesto, y quizá esos contrapuntos sean el mayor aliciente de este estilo de aventura: todo depende de ti. Tú eres el único responsable de tu camino. Nadie vendrá a socorrerte si fallas. Tan solo existes tú y la montaña.
Como podréis imaginar, en este tipo de aventuras, la preparación previa —no me refiero a la física, sino más bien a la documental— es crítica. A este respecto, estuve reflexionando estos días atrás, mientras entrenaba, sobre cuáles eran los pilares más importantes sobre los que se sostenía una aventura como esta, y cuyo control era determinante para asegurar el éxito. Como si de un análisis factorial se tratase, agrupé todas las variables en cuatro grupos:
# Libros y mapas:
En algún otro post lo comento, pero lo vuelvo a repetir aquí: NUNCA he hecho una ruta por montaña de más de un día en la que no haya llevado mapa en papel. Llevar mapa en papel, y saber interpretarlo, es fundamental si queremos movernos por la montaña. Siendo así, lo primero que hice cuando comencé a pensar en hacer el
GR 11, fue comprar los mapas y una pequeña guía.
La guía (que incluye mapas) que compré es esta de Prames:
Lo hice en
La tienda verde (C/ Maudes, 23, Madrid, cerca de Raimundo Fdez Villaverde), donde desde hace años siempre he comprado los mapas que he ido necesitando (¡¡las hojas del IGN las tienen todas!!). También hay otra guía de la editorial Alpina que tiene buena pinta, pero está en Catalán, y otras guías más. En esta página de
aquí puedes encontrar una recopilación de
guías sobre el GR11.
Sinceramente, el libro ni me lo he leído, pero los mapas sí los he usado. Son los que iré consultando día a día, kilómetro a kilómetro, paso a paso, y los que he tomado como referencia para crear los waypoints-GPS que me irán guiando durante el camino.
# Tracks GPS
El invento del GPS nos facilitó mucho la vida a los montañeros :) . Aunque en la universidad había estudiado el sistema GPS —en la asignatura de comunicaciones espaciales, ¿dije en algún momento que mi primera carrera fue teleco? :P —, el primer GPS de usuario que tuve en mi mano fue allá por el 2002. Lo tenía mi amigo Federico (argentino); andaba por España buscando su destino, y lo cierto es que no sé si el GPS le terminaría ayudando mucho o no, quizá ese tipo de destinos no se mostraban en aquella pantalla :) . El receptor de GPS que Federico tenía era un Magellan como este de la foto:
El receptor de GPS que yo uso es un
GARMIN Geko 201. Lo compré el mismo mes que abrieron la tienda de Barrabés de la C/ Orense (¿quizá en el 2004?). Es muy sencillo pero muy ligero, y desde entonces, ha sido compañero fiel en todas mis aventuras.
Bien. Contando con un receptor GPS, lo propio es salir a la montaña con él cargado de datos. Los receptores GPS de montaña necesitan un gran trabajo previo (probablemente estéis pensando en los GPS de los smartphones, donde es ponerlo a funcionar y listo... pero esto es algo bastante más serio y trabajoso, a cambio de una seguridad infinitamente mayor).
Habitualmente, cuando salgo a la montaña, busco en
wikiloc si está la ruta que quiero hacer. Si está, la descargo al ordenador y de ahí la cargo al GPS. Luego, no es más que configurar el GPS para seguir la ruta, y echando un vistazo al GPS de vez en cuando, vas viendo si te sales de la misma o no. Cuando no tienes a nadie que te haya valizado una ruta previamente, ¡no te queda otra que ir con el receptor GPS en la mano!
En el caso del GR11 no me limité a seleccionar un track, como hago habitualmente, sino que seleccioné 4 tracks (rutas de GPS descargadas de wikiloc), que posteriormente abrí en Google Earth (cada track de un color) para poder comparar la fiabilidad de los mismos (aquellos segmentos donde los cuatro tracks coinciden, los considero como de alta fiabilidad).
Los tracks que he tomado como referencia son los siguientes:
1)
GR11 Senda Pirenaica Cabo Higuer-Cap de Creus, de stevecracknell (lo pinté de azul).
2)
gr-11+completo, de jmicanovelles (lo pinté de naranja).
3)
De Cab de Creus a Cabo Higer, de jaume.cat (lo pinté verde).
4)
GR11 en 18 etapes, de Salvador Vilalta i Berengueras
Los cuatro coinciden en la mayoría de los tramos, pero cada uno de ellos tiene algún tramo que no respeta el trazado «oficial» del
GR 11. Finalmente, el que he optado por descargarme y tomar como referencia principal ha sido el número 3. Este es el único que fue realizado originalmente en el sentido este>oeste (comenzando en Cap de Creus). Aunque este es el que tomo como base, hay algún tramo que no lo seguiré (cerca de Nuria haré una etapa de la alta ruta pirenaica, para hacer cima en el Puigmal (2909m); los autores se desviaron cerca de Roncesvalles para hacer el trazado antiguo del
GR 11, y yo no sé si haré ese, o seguiré el
GR 11 actual).
# Waypoints (puntos de interés y de referencia)
Habitualmente, aparte de llevar el track guardado en el GPS, me gusta crear waypoints, que pueden ser interesantes durante la ruta. En este caso, he incluido en los waypoints todos los núcleos urbanos por los que pasa el
GR 11, todos los refugios guardados o no guardados, la mayoría de iglesias, caserones y lugares susceptibles de ser usados como refugio. También he incluido como waypoints diversos puntos de aquellos tramos en los cuales estimo que no seguiré el track, así que ahí, me guiaré fundamentalmente por estos y por el mapa, ¡claro!
También he creado waypoints con los puntos kilométricos múltiplos de 50 (el Pk 50, el 100, el 150 y así...).
En esta carpeta pública, podéis descargar los ficheros (en formato kmz exportables a Google Earth y otros programas) con los dos grupos de waypoints:
carpeta material GR 11.
# Mapa compartido en Google Maps
Dentro del protocolo de seguridad y comunicación que he establecido, durante la aventura mantendré una «línea de vida» con tan solo una persona (mi hermana, la gran
jlabrilru :) ).
En otro post hablaré sobre el material tecnológico que porto. No obstante, adelanto aquí que la energía que transporto en las distintas baterías es un recurso muy escaso y debo usarla solo para establecer contactos puntuales con mi «línea de vida», y es ella la que podrá hacer la difusión hacia el resto de personas interesadas a las que tanto quiero. Este protocolo también lo he establecido así por cuestión de concentración: si mantengo cada día contacto con mucha gente, puede ser una causa de desestabilización emocional. Esto no quiere decir que no desee los mensajes de ánimo de todos los que me apoyan, ¡por supuesto que los deseo porque son mi energía!, pero no podré responderlos hasta que regrese, ya que debo estar concentrado en la montaña, más que en las redes sociales :) (aunque no los responda, mi línea de vida irá informándome de todos los mensajes, así que serán todos muy bien recibidos y respondidos cuando regrese :) ).
Mi línea de vida sabrá en cada momento y en tiempo real la posición exacta donde me encuentro. Uno de los dispositivos que porto irá dedicado a eso. Para poder facilitar mi posicionamiento relativo sobre un mapa, he creado unas capas en Google Maps que contienen el "track verde" que seguiré el 90% del tiempo y los dos grupos de waypoints. El mapa con toda esta información puede ser consultado aquí:
mapa tracks y waypoints GR11SalvaMiEnte.
Aquí voy a intentar embeberlo para ver si lo podéis ver directamente:
# Google Earth
No puedo finalizar sin hacer antes una mención especial a Google Earth. Esta herramienta es la herramienta que desde pequeño soñé que algún día estaría disponible para la humanidad, pero imaginaba que sólo lo estaría para aquellas grandes organizaciones que tuviesen el suficiente dinero para poder pagar algo así.
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Captura de pantalla de Google Earth. Vemos que en este caso, los 4 tracks siguen más o menos
el mismo camino |
Recuerdo muy bien el día que la descubrí hace años. Mi flipe fue tal, que estuve durante varias semanas (esto es literal), prácticamente sin hacer otra cosa que usando Google Earth para visitar lugares del mundo que de otra forma muy probablemente no llegaría a conocer. Recuerdo que durante un verano conectaba un portátil a mi TV grande que tenía sobre la pared del salón, frente al lugar donde trabajaba, y todas las tardes entraba a Google Earth y me posicionaba virtualmente en una cala de Ibiza, conectaba la animación temporal, y veía virtualmente cómo se ponía el Sol. No era como estar allí, pero molaba —finalmente estuve en Ibiza en 2014, un sueño hecho realidad. Mira en esta
galería de flickr las fotos que hice ;)
Google Earth es al montañero como la harina al panadero. En mi rutina de trabajo, como comenté más arriba, cuando voy a hacer una ruta, lo primero que hago es ir a wikiloc a ver si alguien la ha hecho ya. Si es así, descargo el track y automáticamente lo abro en Google Earth. Ahí visualizado el aspecto general, y en función del tiempo que disponga, entro en más o menos detalles. Cuando la ruta es complicada, intento hacer un "vuelo" virtual bastante cercano para estudiar los barrancos, collados, cruces, desniveles y otros aspectos de la orografía que puedan resultar importantes. Algunas veces, cuando visito la primera vez un sitio, tengo la sensación de haber estado allí ya, y es que de hecho, he estado gracias a Google Earth, aunque sea de forma virtual. Aquí dejo unos pantallazos de la pinta que ha tenido mi Google Earth durante los días de documentación.
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Otra captura de ejemplo de una vista en Google Earth. En este caso, es la Pradera de Ordesa. Puede apreciarse
muy bien el impresionante cañón que sobrecoge el corazón cada vez que uno lo visita |
# No subestimes el poder de la montaña
He dejado para el final lo más importante. Sí, yo me he perdido en la montaña muchas veces. Parece increíble que con tanta preparación que hago de las rutas, me pierda, pero es así, me he perdido —parece que la orientación no es mi fuerte, jeje—. La montaña sorprende. La montaña cambia todas las magnitudes. Aquello que parece cercano, está muy lejos. Esto pequeño que vemos en el mapa, en el terreno no es así. Aquel punto que calculé, estaba mal y me salí de la ruta... Las posibilidades de equivocarnos son infinitas. Y en la montaña los errores pueden pagarse caros. Recuerdo especialmente una ocasión en la que la desesperación por mi destino fue tal, que eché a llorar. Esto es literal: me vi tan desesperado que tuve que echar a llorar para poder descargar la tensión y poder coger fuerza para salir de allí. El consejo primordial es: NUNCA ABANDONES LA SENDA. Si te has equivocado, no pienses que caminando un poco más y doblando a la izquierda o a la derecha vas a encontrar un atajo que te va a devolver a la senda, no, VUELVE POR DONDE HAS VENIDO HASTA QUE LLEGUES OTRA VEZ A LA SENDA. Aunque retrocedas 500 metros, merece la pena volver hasta el último punto marcado, y volver a reflexionar sobre la ruta más correcta.
A pesar de todas estas advertencias, no tengo duda que volveré a perderme más veces; tampoco dudo que intentaré buscar un atajo, sin volver atrás a retomar la senda conocida. Lo haré porque la montaña perturba el raciocinio. Solo espero que por más que me perturbe, pueda pasarme por aquí dentro de unas semanas y os pueda decir que a pesar de que me perdí, finalmente encontré el camino que me trajo de nuevo hasta vosotros.